jueves, 7 de mayo de 2009

Estrategias para hacer crecer el consumo de vino (4 y último)

Queremos terminar este largo post con una reflexión final sobre los elementos que se pueden entender como carencias del vino, pero al mismo, tiempo, aportar un tono optimista con elementos que den margen para el optimismo.

Desde nuestro punto de vista podemos entender la bajada de consumo del vino de mesa (y que ésta quede lejos de ser compensada por el crecimiento del consumo de vino vcprd) en los siguientes factores.


1. No es un refresco ni percepción que le acerque a serlo: esto limita momentos de consumo, más aún en un país caluroso. El Tinto de verano puede cubrir un hueco importante, pero hay más opciones sin duda que merece la pena explorar. La idea del vino en lata es interesante, pero puede olvidar algo: en lata consumimos refrescos, no bebidas. No tomamos café té caliente en lata, pero sí tomamos ice tea. Se puede pensar en vinos de menor graduación y espuma en lata, por ejemplo.

2. Puede asustar o imponer a los consumidores (por su complejidad)

3. El sector tiene la válvula de escape de la exportación. No se trata de una carencia, pero a efectos del consumo interno en España, sí creemos que la salida de la exportación hace que se dé poco énfasis a hacer crecer el consumo interno.

4. Falta asociar momentos de la vida cotidiana o ritos de paso de nuestra vida al consumo de vino. ¿Qué queremos decir? Comentábamos que el cava o champagne tienen una asociación perfecta con la fiesta navideña: si pensamos en nochevieja pensamos en cava y uvas… van de la mano.
Podemos también hacer lo mismo con la cerveza y el fútbol. Todos sabemos que entre los programas de máxima audiencia en televisión está siempre el fútbol. Si cada vez que se sintoniza se abre una lata…. El consumo se dispara.
A nuestro entender hace falta asociar al vino con más momentos de la vida cotidiana, pero también con más momentos especiales (o ritos de paso como los hemos llamado) Todos recordamos un anuncio de una marca de bombones que quería extender el consumo aludiendo a que se podía consumir… “porque hoy es hoy”. Es extraño hablar con personas que comenten beber una copa de vino en casa al volver del trabajo, simplemente porque “hoy es hoy”.
Pensemos ahora en momentos especiales de la vida. El consumo de libros y flores es espectacular en Cataluña durante el día de San Jordi. La compra de regalos se disparan los días de la Madre o del Padre. ¿Ha pensado alguien en crear un día del vino o en vincular una celebración con el consumo de vino? San Valentín ofrece un ejemplo perfecto de lo que queremos decir. En San Valentín debería estar mal visto no cenar con un vino de cierta calidad en casa.
El número de ocasiones a los que hacemos referencia es enorme: sacar el permiso de conducir, obtener un título en la Universidad, un primer trabajo, un nacimiento…
Como hemos dicho, es muy complejo comunicar en masa partiendo de una multitud de bodegas muy fragmentada… pero se pueden hacer muchas acciones en pequeñas localidades, o se pueden buscar acciones de forma federadas. Sea como fuere, creemos que hay muchas acciones para introducir el vino más adentro de la vida de las gentes (pensemos por ejemplo en las fiestas del Beaujolais francés)

5. Falta diversión alrededor del consumo. Es evidente que a quien le gusta el vino se divierte y goza con su consumo. No nos referimos a esto. Pensamos aquí en una población joven que recibe continuos impactos publicitarios o ve unas series de televisión. en los que se presenta un estilo de vida en el que no aparece el vino. Si el estilo de vida que quieren para ellos es el de los personajes de estas series (porque son gente con amigos, trabajos interesantes, “buen rollo”, situaciones interesantes en sus vidas y diversión, mucha diversión… y en ese estilo de vida el vino no aparece. Esta idea de diversión en el consumo no ha de limitarse únicamente a la población joven.

6. Falta atracción para la juventud. Nos referimos a la idea de un glamour de masas. ¿Podemos imaginar a jóvenes pidiendo una copa de vino en una discoteca? La respuesta es evidente. En ocasiones se dice que el vino es un producto caro para el consumo de jóvenes, pero a nadie sorprende que un joven beba cuatro cubalibres a 6 ó 10 euros cada uno una noche de sábado.

7. Potenciar romanticismo y amistad, en ambiente moderno, “chill-out”

8. Asociarlo con vida sana y maridajes con comidas sencillas y sanas. Se puede pensar en bajar graduación y calorías.

9. Vincular de mayor forma turismo y vino. El Enoturismo ha de jugar un papel fundamental en el desarrollo de la imagen de los vinos de nuestras tierras, así como ayudar a potenciar el consumo a través de la educación (de forma agradable y en un buen ambiente).


Estamos convencidos que muchas de estas cuestiones son compartidas por muchos de los agentes del sector. Falta posiblemente dimensión suficiente para que algunas empresas hagan mover el mercado. Es también lógico pensar que los líderes del mercado, que se nutren de su imagen de calidad y tradición, tal vez no quieran ver pasar cambios. Adicionalmente, desde el lado de la Administración, la promoción del vino choca frontalmente con cuestiones vinculadas a la prevención de alcoholismo.

Hay muchas oportunidades por delante, y hay que ser optimistas pero trabajando el día a día. Hay espacio para todo tipo de vinos en el mercado: el mayor problema es que el consumo de un tipo de vino se derrumba, y eso hace que miles de bodegas busquen cambiar su producción hacia cirterios de calidad del mercado de DO, que es el único que se mantiene o crece. ¿Qué genera esto? Mayor confusión, mayor volumen, presión en los precios, imágenes copiadas y términos de calidad, tradición, etc vacíos de contenido real. Hay que estar abiertos a la innovación y asegurarse de que al menos el peor enemigo no está en opiniones y actitudes cerradas a esta desde dentro del sector. Repetimos, hay sitio y espacio para muchas formas de ver las cosas.