lunes, 16 de junio de 2008

BAD BOY… O EL TRIUNFO DEL MARKETING DE VINO SOBRE LA REGULACIÓN


Jean-Luc Thunevin es un productor de “vinos de garaje” de Burdeos. Estos vinos se denominan así porque se producen en muy pequeñas cantidades, en ocasiones en zonas que son el garaje mismo del productor, y donde se pone el máximo cuidado en la selección de uva y en el resto de procesos de vinificación. Son vinos que se venden por lo general a precios muy elevados, y que han merecido el elogio de críticos muy influyentes.

Para entender este caso es importante comentar que los productores de vinos del Nuevo Mundo tienen mucha flexibilidad a la hora de elaborar, y que esto tiene repercusiones comerciales positivas. Las autoridades de los países del Viejo Mundo tienen que ofrecer respuestas regulatorias para poder competir. Un caso en España es la Denominación de origen Cataluña, que permite usar uvas de cualquier lugar en Cataluña, sin tener que depender de que una mala cosecha en una de las denominaciones más pequeñas impida elaborar cantidades aceptables o a precios que el mercado pueda absorber. En el caso de Francia se ha creado la apelación Vins de Pays de France. Con este nombre se pretende que los productores tengan más flexibilidad a la hora de elaborar sus vinos, y también a la hora de mostrarlos como un producto francés. Pero los vinos realizados bajo esta apelación no pueden mostrar elementos de importancia para el consumidor, como el año en que se produjeron. Se trata en definitiva de una apelación que no permite mostrar estatus al vino, y que por tanto condena al mismo a un precio bajo, a pesar de que pueda ser un vino de gran calidad.

Jean-Luc Thunevin quería hacer un vino que combinara uvas Merlot de la zona de Saint Emilion en Burdeos, con uvas de las variedades Cariñena y Garnacha de la zona de Maury. Dado que es un productor reconocido, es evidente que su idea del vino está muy cuidada, y que el mismo tendrá una personalidad muy marcada y dará al consumidor algo bueno. ¿Pero cómo presentarlo con todas las limitaciones que tiene esta apelación? Aparece aquí el marketing. El vino se embotella bajo el nombre Bad Boy (chico malo) y una imagen de una oveja negra que indica en una flecha una dirección a un garaje. La etiqueta es muy vistosa, y recoge elementos que la hacen muy memorable y que juegan con el humor (la oveja negra y el chico malo) sin perder de vista el valor que aporta la palabra Garaje para los vinos de este tipo elaborados en la zona de Saint Emilion en Burdeos y que son la seña de identidad de este productor.

La publicidad con la que se presenta el vino es estupenda: se muestra la etiqueta, de modo que la recordemos posteriormente, y luego una explicación sobre el por qué de este vino. El texto es perfecto: para dar al vino carácter y diferenciarlo de un vino de mesa normal se comenta que hay sólo 40.000 botellas, se hace referencia al BadBoy 2005, algo que en la etiqueta no puede figurar. Se explica igualmente porqué se eligió el nombre de Badboy, y para ello se usa una frase que el más importante crítico de vino, Robert Parker, usó para describir al productor del vino, Thunevin. Se da posteriormente información del precio, 15 Euros, para no asustar a nadie (pero muy por encima del precio de cualquier vino de mesa por supuesto) y se dan referencias de interés para asegurar que el vino es de gran calidad y que no defraudará…

El marketing ha podido vencer a la regulación en este caso, no cabe duda. http://www.thunevin.com/french/index_fr.htm

2 comentarios:

vinosPOP dijo...

Realmente despierta la curiosad del comprador.. brillante

Lennon dijo...

En España tenemos algunas muestras muy interesanes de "vinos de garaje" Os muestro un vino de garaje elaborado en Rioja. Es de una calidad excepcional y el precio no es tan elevado como se podría pensar. En la siguiente dirección se comercializa en cajas de 6 botellas.

http://www.deblancoatinto.com/control/product/~product_id=10481