Las exportaciones van bien según datos que muestra el OEMV, lo cual son noticias magníficas, pero que no cubren del todo el lado oscuro del mercado interior, un mercado que no avanza como se desea, y en el que la crisis ha hecho más evidente los cambios generacionales y de hábitos que impactan en el consumo de forma negativa desde hace muchos años.
En un mundo tan mediatizado como el actual, es cierto que es muy difícil encontrar formas con pequeños presupuestos que hagan cambiar tendencias en los hábitos. Desde aquí siempre hemos reclamado la idea de remar en una misma dirección de modo que mensajes individuales se conviertan en un gran mensaje colectivo, así como en el uso de la imaginación para hacer cambiar la percepción en los jóvenes del vino como algo lejano, distante, incluso aburrido. La pregunta que ronda siempre a todos es si lo que es hoy aburrido se convertirá en algo deseable mañana, o si simplemente nunca lo hará.
Todas las ideas son válidas y como tal, aquí hemos abogado también mucho por un concepto que creemos es lógico y que atañe a las ayudas públicas al arte. Un ejemplo claro son las subvenciones al cine y como con las mismas se podrían trasmitir sensaciones que tengan una repercusión positiva en un sector económico que puede generar mucha actividad. Cuando todo un país está en crisis, hay que preguntarse si como País preferimos que los jóvenes beban bebidas de alta graduación producidas en el extranjero… Está claro que hacer del paternalismo una forma de ataque a un problema es muy complicado y normalmente contraproducente: el joven es rebelde por naturaleza, y la mejor sombra de duda de una sugerencia parternal, o peor de una imposición, hará lo contrario… Hay que ser inteligentes en los planteamientos que se hacen por tanto.
Dicho esto, volvamos a la idea de usar dinero público para subvencionar arte que tiene un impacto económico positivo. Se me dirá que entonces estamos pervirtiendo el arte, que tiene que ser libre para su propia expresión, etc etc. Que se lo digan a los que no tienen para llegar a final de mes y que expresen sus sentimientos, sin entrar en la politización que da alas a tanto artista partidista... Todo esto me hace pensar en la película Sideways, y en el impacto visual de los viñedos, la amitad, el amor, los sabores... todo vinculado al productivo mundo del vino, que da trabajo a mucha gente.Seguro que la película ha ayudado, y mucho a la promoción de la zona como destino de Enoturismo, y sus vinos, etc. ¿Subvencionar algo así? Se responde solo.
Desde aquí abocamos por subvenciones productivas: ¿quiere ayuda usted para una película? ¿La va a presentar en un festival de cine internacional? Pues condición para poder plantear una ayuda es que usted muestre imágenes de algún rincón de España donde pasa la acción que sean realmente bellas, que entren ganas de visitar el lugar, y que los personajes coman con deleite manjares suculentos que hagan derretir la boca a todo aquel que vea la película… ¿No se puede? ¿La película es sobre el inframundo? Pues que el inframundo refleje la envidia de los que se deleitan con los manjares, y que estos se muestren sin ascos, sino de forma apetecible…
Vamos, que tenemos que ser creativos y tanto para el mercado exterior, como para el interior, buscar formas en que las subvenciones aporten algo al conjunto productivo del país y a su riqueza gastronómica, cultural, paisajística, arquitectónica, etc.
El sector del vino se queja de que con una estructura productiva atomizada es imposible realizar acciones de comunicación de envergadura que tengan un impacto… pues nada, que sean los cineastas por ejemplo los que las hagan: seguro que a los jóvenes les pone un montón una escena de sexo en un viñedo o entre barricas, después de una visita a una bodega… ¿Enoturismo? bueno, con un toque picante, algo así como "Enoturismo sexual" . Es broma, que no se nos asuste nadie.... pero esas imágenes, cuidadas y bien hechas ante todo, sin duda, ayudan a acercar al vino a los jóvenes: el deseo hacia los productos se canaliza desde formas misteriosas, y el que no lo crea que lea a Freud... Tal vez esto no es lo que se entiende como una campaña de comunicación, pero bueno, eso es ya entrar en otra historia....
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